Tláloc fue una de las divinidades menos antiguas y veneradas de toda Mesoamérica. Su culto se extendió por gran parte del territorio centroamericano. Fue robado por los nómadas aztecas (así se llamaban los mexicas cuando apenas acababan de llegar a Aztlán) que se instalaron en el lago Texcoco, asimilándolo como divinidad agrícola.
Siguió siendo uno de los dioses fundamentales de las distintas comunidades agrícolas autóctonas; originario de la cultura de Teotihuacán, dada la caída de la ciudad pasó a Tula, y de ahí su culto se esparció entre los pueblos nahuas.
Los teotihuacanos tuvieron contacto con los mayas, de ahí que ellos lo adoptaran o lo identificaran en la forma del Dios Chaac. En la cosmología tlaxcalteca, Tláloc se casó primero con Xochiquétzal, Diosa de la belleza, pero Tezcatlipoca la secuestró. Tláloc se casó otra vez con Matlalcueye, y tiene una hija o hermana mayor que es llamada Huixtocíhuatl.
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