lunes, 24 de abril de 2023

¿PORQUÉ EXISTEN PIRÁMIDES EN TANTAS CIVILIZACIONES ANTIGUAS?

 

La respuesta más simple es que, en verdad, las pirámides no fueron construcciones particularmente comunes a lo largo de la Historia. En efecto, son estructuras más o menos inusuales y la mayoría de las civilizaciones del pasado no las construyeron. La razón por la que tenemos la impresión de haber sido tan frecuentes es un fenómeno conocido como survivor bias, algo como “prejuicio de los sobrevivientes”.
Desde el punto de vista de la ingeniería, las pirámides son construcciones excepcionalmente sólidas, es decir, resisten a prácticamente todo tipo de intemperie, incluyendo terremotos, huracanes, incendios y tornados.
Esta resistencia notoria sugiere que la mayoría de las pirámides ya construidas aún esté intacta o, al menos, no completamente destruida, a diferencia de construcciones más débiles, como, por ejemplo, las torres o columnas.
Es por esta razón por la que los arqueólogos e historiadores encuentran tantas estructuras más o menos piramidales alrededor del mundo, no necesariamente pirámides propiamente dichas, como las de Egipto o de México, por ejemplo, pero sí grandes montículos de tierra.
Además, la pirámide es el edificio de altura más sencillo de construir, pues sólo es necesario construir una gran base y luego ir añadiendo terrazas cada vez más pequeñas, en general sólo los egipcios colocaron losas de recubrimiento para crear superficies lisas.
Cuando se habla de este tipo de edificaciones, lo más común que se menciona es la manera en la que la arquitectura habla de una civilización. Crear las pirámides en cualquiera de las culturas, significaba demostrar poder intelectual y social. Si algún extranjero visitaba las ciudades en las que se encontraban dichas piezas, se sentiría frente a una fuerza desconocida que le recordaría a las grandes montañas; figuras que durante mucho tiempo estuvieron relacionadas con dioses y beneficios para la humanidad.
Desde el punto de vista histórico, esta longevidad natural de las pirámides las transformaba en símbolos de poder y de la eternidad, o sea, herramientas para preservar la memoria de un pasado glorioso, lo que Nietzsche llamó “historia monumental, que hace que los muertos entierren a los vivos”.
¿Y porqué de las similitudes?
El hecho de que culturas que no tuvieron nada que ver entre sí, como la maya y la egipcia, hayan coincidido en la forma de sus edificaciones, se debe más a leyes naturales que a supuestas interconexiones inexplicables por la ciencia.
La explicación no está tanto en la arqueología, sino en la propia física, porque para poder alcanzar una altura se necesita acumular una gran cantidad de material y, de manera natural, tiende a tomar una estructura cónica o piramidal, porque es la forma en que se equilibran las fuerzas, cuando el material entra en reposo en un ángulo que generalmente es de 52 grados.
Entonces para poder alcanzar esa altura se forma primero una base muy amplia para poder sostener el peso.
Cualquier persona puede comprobarlo formando un montón de arena y, de modo natural, va tomando esa estructura de cono con ángulo de 52 grados.
Porque es la forma en que el material encuentra la mayor estabilidad. Esto también se puede comprobar en un cuerpo natural como una montaña, que tiene una base muy amplia y una punta muy delgada.
De este modo, la fórmula de la estructura piramidal no resultaría ningún misterio, sobre todo teniendo en cuenta que en la antigüedad no se tenía todavía un dominio de la ingeniería que permitiera redirigir las fuerzas para hacer construcciones altas sin que fueran piramidales.
Este conocimiento realmente no evolucionó mucho durante milenios. Se mantuvo esa forma de construir para alcanzar mayor altura, en la cual primero se necesitaba hacer una base muy amplia.
Por milenios la Gran Pirámide de Keops, en Guiza, fue la edificación más elevada del mundo. Algunas catedrales, como la luterana de Ulm, en Alemania, con 162 metros de altura, finalmente rebasaron el prodigio egipcio. Sin embargo, aunque no son pirámides, siguen el mismo principio arquitectónico al tener una estructura semejante a un triángulo.
Después, a finales del siglo XIX, se construyó la Torre Eiffel, con sus 300 metros de altura se convirtió en la edificación más alta del mundo, pero ya no utilizó como material la piedra, como en el caso de las pirámides o las catedrales, sino acero.
Sin embargo, al fijarse en la estructura de la Torre Eiffel, se nota que repite el mismo esquema: tiene una base ancha para poder elevar una punta angosta.
En la actualidad, Burj Khalifa es el rascacielos más alto del planeta, con 828 metros de altura, y se encuentra en Dubái, ciudad ubicada en los Emiratos Árabes Unidos. Y también sigue el mismo principio de comenzar con una base amplia y rematar en punta.
No obstante, los rascacielos de la modernidad no se estima que permanezcan erigidos por miles de años, realmente no fueron concebidos para eso, sino para cumplir fines pragmáticos que de un siglo a otro pueden cambiar.
Mientras que las tres pirámides de Guiza seguirán de pie seguramente por miles de años más o quizá nunca desaparezcan, tal como lo resume una máxima la cual reza lo siguiente:
“El hombre teme al tiempo, pero el tiempo teme a las pirámides”.

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