miércoles, 3 de mayo de 2023

🔼 Sale a la luz una excepcional joya ibérica perdida desde hace medio siglo

  • La familia propietaria pone en venta la Diadema de Montizón, que podría llegar al Museo Ibero de Jaén.


Detalle de la diadema de oro ibérica de Montizón

«Suntuosa», «excepcional», Martín Almagro Gorbea y Alicia Perea ya señalaron que esta joya ibera de alta orfebrería en oro que dieron a conocer en un estudio en 2018 destacaba entre las diademas conocidas en la Hispania prerromana. Cuando publicaron su investigación sobre la colección Cervera, la joya se hallaba en paradero desconocido y estos prestigiosos arqueólogos solo pudieron incluir unas antiguas fotografías en blanco y negro de dos de las tres piezas que componen esta antigua diadema articulada. Sabían que había formado parte de una colección particular de la capital española y por eso se refirieron a ella como la Diadema de Madrid. Ahora ha sido bautizada con más certeza como la Diadema de Montizón.

«En el documento de la compra de la pieza por parte de la familia actual sí se indica su procedencia», explica Arturo Ruiz Rodríguez, catedrático emérito de Prehistoria de la Universidad de Jaén (UJA), que ha reconstruido la historia perdida de esta valiosa diadema que debió de ser hallada a principios del siglo XX en el entorno de esta localidad jienense.

La diadema de Montizón

Sus propietarios, que por el momento prefieren guardar el anonimato, han decidido venderla y a través de un intermediario y de Vicente Salvatierra, catedrático de Historia Medieval de la UJA, contactaron con Ruiz por ser un gran conocedor de la cultura ibérica. Estuvo muy vinculado a la creación del Museo Ibero de Jaén y preside desde hace años la Asociación de Amigos de los Iberos. «Vieron en uno de los documentos que la pieza era de Montizón y les pareció que podía ser importante para el Museo Ibero y para la provincia de Jaén, puesto que procedía de un pueblo jienense», explica el catedrático.

Una reina de Cástulo

Muy próxima a Montizón se encuentra la localidad de Castellar de Santisteban, donde se ha documentado un gran santuario ibérico que se sigue excavando, lo que le lleva a pensar a Ruiz que esta diadema realizada hacia el 300 a.C. «pudo haber aparecido en el entorno de este santuario del siglo IV-III a.C.».

La calidad de la pieza y el hecho de que fuera confeccionada en oro, un material muy poco frecuente en la orfebrería ibérica, indican que debió pertenecer «a un personaje importante y debió estar asociada a un linaje ibérico de gran trascendencia», continúa el historiador.

Toda esta zona, explica, estaba integrada en el siglo III a.C. dentro de un territorio político que los historiadores denominan el Reino de Cástulo porque ésta era una de las grandes ciudades ibéricas de entonces. «Tanto que uno de los descendientes de esa estirpe de Cástulo es Imilce, que casó con el cartaginés Aníbal y emparentó a los Bárquidas con la ciudad de Cástulo», apunta.

Hasta ahora la única diadema de oro ibérica que se conocía era la hallada en un tesoro en Jávea en 1904 y que actualmente se conserva en el Museo Arqueológico.


La diadema de Jávea

«Son los dos únicos ejemplos, los 'prototipos' del taller de Jávea», subraya el catedrático citando el estudio de Almagro y Perea. Este fue uno de los talleres de influencia griega más importantes de la cultura ibérica y en sus piezas «se nota mucho el sustrato de la tradición fenicia» explica el catedrático.

En este grupo de joyas de oro que se ha llamado de Estilo Greco-Ibérico rico, también figuran unas valiosas arracadas (unos pendientes) de Santiago de la Espada, que se conservaban en el Instituto Valencia don Juan y fueron robadas hace ya años, o las de Granada, actualmente en el Museo Británico.


Mapa de los hallazgos del taller de Jávea

La diadema perteneció a Félix García, un coleccionista de Jaén fallecido en 1922 que atesoró una importante colección, sobre todo numismática. Ruiz recuerda un episodio insólito (e imperdonable para cualquiera con conocimientos de Historia y que valore el patrimonio) y es que sus descendientes donaron un conjunto de monedas imperiales para hacer una campana para la catedral de Jaén.

Un descendiente de García, Álvaro de la Riva, decidió vender la joya ibera en 1978 y la familia que la adquirió la ha conservado desde entonces. Por las imágenes prestadas, ya que aún no ha podido ver personalmente la joya, el presidente de la Asociación de Amigos de los Iberos considera que se encuentra en «buen estado», aunque cree que deberá ser restaurada.

«Me he puesto en contacto con la Junta de Andalucía porque proponemos su compra para el Museo Ibero, que sumaría un nuevo polo de atracción a su importante colección de piezas, como las esculturas de Porcuna o del Pajarillo», defiende Ruiz. El catedrático quiere tender los puentes entre la familia y la Junta «para que se resuelva el tema administrativo y económico y la pieza pueda llegar a Jaén».

ENLACES:

https://www.abc.es/cultura/sale-luz-excepcional-joya-iberica-perdida-medio-20230428200538-nt.html#vca=targetAO111&vso=abces&vmc=cx&vli=cx-sus-2

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